miércoles, 17 de abril de 2013

Sociedad, ciudadanía y vivienda

¿Que tienen en común estas tres palabras?.
La primera define una agrupación de individuos.
La segunda contiene conceptos como deberes, derechos, igualdad y organización entre otros.
La tercera es refugio, intimidad, familia, seguridad y un largo etc.
Estos tres conceptos son inseparables, para que las cosas funcionen con normalidad en una sociedad.
Muchos ciudadanos que tenemos relativamente bien cubiertas nuestras necesidades, conocemos el precio de casi todo, pero no su valor.
No es lo mismo precio, que valor, valorar una cosa produce que su precio se relativice, esto pasa con la vivienda en estos momentos.
Para muchos de nuestros conciudadanos, desalojar su vivienda significa una perdida irreparable, solo mitigada si la sociedad le proporciona otro hogar en condiciones, que pueda soportar económicamente.
Mucha tinta ha corrido y correrá, con la decisión de la Junta de Andalucía de expropiar pisos a los bancos temporalmente.
Yo personalmente creo que no es el camino, es un giro hacia la radicalidad, -que es la ausencia progresiva de pragmatismo- seguramente será del agrado de una parte de la ciudadanía, ante lo desesperada de la situación.
Analizando detenidamente la estrategia de la P.A.H., -verdadera divulgadora de esta problemática- se intuye que ha decidido aflojar el nudo al P.P., los escraches y otras acciones, están convirtiendo en victimas a los verdugos. Con el tiempo priorizar la intensidad sobre la extensión de la reivindicación, dará malos resultados.
Yo creo que las cosas se tienen que solucionar a largo plazo, con medidas definitivas y no temporales, por eso creo que lo correcto sería implantar un impuesto de vivienda.
Este sería el 10% anual del valor de la vivienda y cada ciudadano podría desgravarse una vivienda, siendo el computo final neutro, para aquellos ciudadanos que tengan una vivienda.
¿Que pasaría con aquellos ciudadanos, empresas , sociedades etc.. que tengan más de una vivienda?.
Tendrían que optar entre vender o alquilar, como mínimo 180 días al año -para que el inquilino se desgravase la vivienda y no tenerla que soportar el propietario-.
En cualquier caso, mantenerla desocupada sería altamente gravoso.
Este gobierno mareará la perdiz y no dará soluciones a los más débiles, solo un compromiso de las formaciones actualmente en la oposición, de poner las cosas en su sitio cuando accedan al poder, hará reflexionar a más de uno.
En este supuesto, el P.P. tendría que optar a un consenso, donde más del 50% de sus propuestas se consoliden hoy y en el futuro, o perderlo todo el día de mañana.
Este mensaje también es válido para todas las propuestas radicales, -iglesia, banca, sector financiero, mercado de trabajo etc...-

lunes, 1 de abril de 2013

El frutero

Hoy se ha levantado nuestro frutero, como todos los días, tempranito; qué quien madruga, dios le ayuda.
Como todos los días, ha puesto la radio y ha cambiado varias  veces de emisora.
.- Definitivamente, hoy estamos peor que nunca.-Reflexiona-
Los tertulianos, comentaristas y presentadores de noticias, coinciden en que la política esta corrupta.Esto no tiene remedio; es el imperio de los mediocres y apesebrados.
Es la brocha gorda, el imperio del insulto, del y tu más, sin papeles sin argumentos, es la prueba del diablo para todos.
.- Me prepararé un café, decide.
.- Seguro que esto ha de tener alguna explicación.
.- ¿Necesitaremos como sociedad un resert y comenzar de nuevo?
En estas cavilaciones estaba nuestro frutero cuando hizo una comparación entre la política y su frutería.
.- ¿Cuantas piezas de fruta tengo aquí?. Pensó.
Unas 70.000
Y ¿cuantas se encuentran en mal estado?.
Unas 300.
.- ¿Cuantos políticos hay?
Unos 70.000 y ¿cuantos están acusados de corrupción?.
Unos 300.
Nadie podría decir que esta frutería tiene toda la fruta podrida. -reflexionó-.
.- Entonces ¿porqué con las mismas cantidades el ciudadano piensa que mi frutería va bien y la política va muy mal?.
.- La diferencia soy Yo -reflexionó-.
Cuando encuentro una pieza de fruta en mal estado, la pongo en el cubo de la basura, bien a la vista, para que el ciudadano perciba que las piezas en mal estado no están a la venta.No trato de darles la vuelta para que no se vea la parte mala, no trato de engañarles.Genero y disfruto de su confianza en mi honradez.
Si algún día se llevan una pieza en mal estado, siempre me disculpan, pues saben de mí voluntad de que esto no ocurra y además, se la cambio con gusto.

Conclusión.
En la política los ciudadanos no quieren hacer de fruteros, y las maquinarias endogámicas y carcomidas por el virus de la corrupción orgánica no quieren hacer su trabajo - no hay castigo-.
Se sigue premiando la sumisión, con la ventaja de que si van mal dadas, esta misma maquinaria les proteja.
Los ciudadanos,frecuentemente, confundimos nuestras lealtades.
La lealtad fanática sin dudas, sin preguntas, sin castigo, con adhesión inquebrantable, esta reservada exclusivamente al ámbito deportivo, no a la política o pasa lo que estamos viendo.
En política es mejor apartar a 10 inocentes que proteger un culpable.
Pues la política debe ser una actividad amateur y con vocación de servicio.
Donde las diferentes piezas son fácilmente reemplazables.
Lo que no es reemplazable es la confianza.
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