El presente de
Catalunya contiene muchas realidades. La corriente mayoritaria en cuanto a opinión pública
y publicada, es la voluntad de todos a decidir nuestro futuro político.
La contemporaneidad del presente es otra realidad.
Pero, al igual que la física cuántica contempla multitud de
universos que formarían el multiverso, Catalunya
es un multiverso que se ha de descomponer
en universos paralelos.
No es lo mismo el universo del cinturón rojo de Barcelona, que
el de un pueblecito del pirineo. No se expresan en el mismo idioma, ni sienten
y padecen lo mismo. Su hábitat es diferente y simultaneo.
Ante esta realidad reduciremos que el sujeto soberano de esta consulta es el
ciudadano y solo el ciudadano.
En como contamos la voluntad de estos ciudadanos, reside el
quid de la cuestión.
Si Catalunya fuera homogénea –que no lo es- sería fácil: circunscripción
única.
Como Catalunya es
diversa, la circunscripción ¿cuál será?,
¿municipal?, ¿provincial?, ¿comarcal?.
En la historia pretérita y reciente, Catalunya ha vivido
muchos escenarios y contenido muchas sensibilidades y puede parecer -si la
lectura que se quiere hacer es esta- que aquí nunca han existido ciudadanos
libres, que su realidad pasa por la
convivencia en el estado español.
La realidad publicada pasa por simplificar la realidad
Catalana y esta se dibuja de la siguiente forma:
Todos los ciudadanos que se expresan en catalán son los oprimidos.
Los ciudadanos que se expresan en castellano son los
opresores.
Desde el poder se puede sembrar realidades que
constantemente generan réditos políticos y al mismo tiempo obviar, eludir,
evitar, sortear, soslayar y rehuir realidades que generan desgaste político.
Es el juego, pero el límite
es la cohesión social. Si rompemos las reglas, todo lo demás no vale.
El Parlament aprobó:
“Cinquè. Cohesió social. Es garantirà la cohesió social i territorial
del país i la voluntat expressada en múltiples ocasions per la societat
catalana de mantenir Catalunya com un sol poble.”
¿Cómo garantizaremos este principio si rompemos las reglas?
Muchos catalanes, agrupados en municipios y provincias,
cuestionarán plebiscitariamente las decisiones de un Parlament que a su vez cuestionó
plebiscitariamente las decisiones de otro parlamento que ostentaba la soberanía
que emanaba de un referéndum aprobado mayoritariamente.
El Parlament aprobó:
“Vuitè. Paper principal del Parlament. El Parlament, com a institució
que representa el poble de Catalunya, té un paper principal en aquest
procés i, per tant, s’han d’acordar i concretar els mecanismes i les
dinàmiques de treball que garanteixin aquest principi.”
¿O no?
Si rompemos las reglas, todo es posible.
Muchos ciudadanos pueden
utilizar el mismo principio que usa el
Parlament para cuestionar el parlamento, poniendo en duda su legitimidad para
ostentar la soberanía de todos, Si además están agrupados geográficamente,
podemos ver la Catalunya independiente y la Catalunya española, es otra realidad.
Perdón, no hable del derecho a decidir.
Yo siempre lo tuve en correlación con mis conciudadanos.
Y no me fio de según quien, por el mero hecho de
defender principios románticos.
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