sábado, 26 de enero de 2013

Soberanía y derecho a decidir



El presente  de Catalunya  contiene muchas realidades.  La corriente mayoritaria en cuanto a opinión pública y publicada, es la voluntad de todos a decidir nuestro futuro político.
La contemporaneidad del presente es otra realidad.
Pero, al igual que la física cuántica contempla multitud de universos  que formarían el multiverso, Catalunya es un multiverso que se ha de descomponer  en universos paralelos.
No es lo mismo el universo del cinturón rojo de Barcelona, que el de un pueblecito del pirineo. No se expresan en el mismo idioma, ni sienten y padecen lo mismo. Su hábitat es diferente y simultaneo.
Ante esta realidad reduciremos que el  sujeto soberano de esta consulta es el ciudadano y solo el ciudadano.
En como contamos la voluntad de estos ciudadanos, reside el quid de la cuestión.
Si Catalunya fuera homogénea –que no lo es- sería fácil: circunscripción única.
Como  Catalunya es diversa,  la circunscripción ¿cuál será?, ¿municipal?, ¿provincial?, ¿comarcal?.

En la historia pretérita y reciente, Catalunya ha vivido muchos escenarios y contenido muchas sensibilidades y puede parecer -si la lectura que se quiere hacer es esta- que aquí nunca han existido ciudadanos libres,  que su realidad pasa por la convivencia en el estado español.
La realidad publicada pasa por simplificar la realidad Catalana y esta se dibuja de la siguiente forma:
Todos los ciudadanos  que se expresan en catalán son los oprimidos.
Los ciudadanos que se expresan en castellano son los opresores.
Desde el poder se puede sembrar realidades que constantemente generan réditos políticos y al mismo tiempo obviar, eludir, evitar, sortear, soslayar y rehuir realidades que generan desgaste político.
Es el juego,  pero el límite es la cohesión social. Si rompemos las reglas, todo lo demás no vale.
El Parlament aprobó:
“Cinquè. Cohesió social. Es garantirà la cohesió social i territorial del país i la voluntat expressada en múltiples ocasions per la societat catalana de mantenir Catalunya com un sol poble.”
¿Cómo garantizaremos este principio si rompemos las reglas?
Muchos catalanes, agrupados en municipios y provincias, cuestionarán plebiscitariamente las decisiones de un Parlament que a su vez cuestionó plebiscitariamente las decisiones de otro parlamento que ostentaba la soberanía que emanaba de un referéndum aprobado mayoritariamente.
El Parlament aprobó:
“Vuitè. Paper principal del Parlament. El Parlament, com a institució que representa el poble de Catalunya,  té un paper principal en aquest procés i,  per tant, s’han d’acordar i concretar els mecanismes i les dinàmiques de treball que garanteixin aquest principi.”
¿O no?
Si rompemos las reglas, todo es posible.
Muchos ciudadanos pueden  utilizar el mismo principio que usa el Parlament para cuestionar el parlamento, poniendo en duda su legitimidad para ostentar la soberanía de todos, Si además están agrupados geográficamente, podemos ver la Catalunya independiente y la Catalunya española, es otra realidad.
Perdón, no hable del derecho a decidir.
Yo siempre lo tuve en correlación con mis conciudadanos.
Y no me fio de según quien, por el mero hecho de defender  principios románticos.
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