jueves, 10 de octubre de 2013

Alicia en el pais de las maravillas


Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas es una obra de literatura creada por el matemático, lógico y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, más conocido bajo el seudónimo de Lewis Carroll.
El cuento está lleno de alusiones satíricas a los amigos de Dodgson, la educación inglesa y temas políticos de la época.
Nuestra Alicia y nuestro país de las maravillas nada tienen que ver con éste, sino más bien con la Presidenta del P.P. Catalán y su partido.
Desde que el P.P. Catalán publicó su programa electoral,  éste nos dejaba ver un país en el cual gobernaría su partido rigiéndose por la racionalidad Aristotélica, aquella que dice:
Una ciudad, un estado, no es la simple reunión de seres humanos que se han dado reglas para no causarse daños mutuos o intercambiar servicios económicos u de otra clase; una ciudad es una reunión de familias; un estado es una reunión de pueblos que se han unido para vivir bien, es decir, para que cada uno de ellos pueda llevar una vida perfecta e independiente, en relación con lo que podría llamarse su personalidad política e histórica.
Conciliar la multiplicidad de percepciones con la unidad de concepto, es la idea.
La política es el arte de gobernar la ciudad, de modo que cada ciudadano sea libre de ser lo que es y justo cuando se comporta como un todo.
Que se sienta siempre libre y solo coaccionado por la ley sin que estas sean inmutables.
¡Qué bonito!
¡No!, ¡alto a la discrepancia!
¡Viva la uniformidad!
Aunque esto suponga obligar al ciudadano a tomar medidas radicales en Catalunya, reduciendo a escombros a partidos políticos encerrados en la inmutabilidad de las leyes.
Al igual que en el cuento, Alicia desea despertar. Está en el mundo y el mundo le exige cosas.
Nuestra Alicia siente que está perdiendo el tiempo y corre, sigue a un conejo blanco que solo ella ve y nadie más en su partido.
¡Se ha caído por un agujero!
¿Qué pasará ahora?
¡No sabemos! 
¿Delante de ella estarán las puertas que necesitan una llave en concreto para ser abiertas?
¿Encontrará las llaves?
¿Se ahogará en sus lágrimas?
¿Se habrá despeñado para siempre?
Lo que es seguro, que para saber lo que piensan los ciudadanos de Cataluya solo hay que esperar las siguientes elecciones.
Si nada se hace, nada se puede cambiar.

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